El malestar Jane Austen
- Susie Sucesos
- 16 may 2017
- 2 Min. de lectura

Sería una hipócrita si les dijera que no me fascinan los libros de Jane Austen y ahora gracias al cine, también las películas. Sería un absurdo negar el fetiche romántico que fue para mí esta talentosa escritora que me llevo a querer escribir para poder como ella, inspirar algún día a otras mentes con mis historias. Lo que no acepto es hasta donde somos capaces de llevar estas novelas románticas, lo digo pues me he visto en esa situación en que gracias a ellas siempre estuve en busca de mi Mr. Darcy y nunca me sentí tranquila hasta encontrarlo. Claro, hablo de mi versión joven y optimista y de mi etapa a la cual me gusta llamar malestar Austen.
El malestar Jane Austen no radica en nuestra inclinación por leer sus libros más de ocho veces u obsesionarnos con sus personajes los cuales si podemos, evocamos como ejemplo, radica en ese sentimiento de mujer, en ese anhelo de querer enamorarnos con desenfreno y de esta manera y solo esta manera poder convertirnos en la mejor versión de nosotras mismas, lo cual está muy bien, para las mujeres de su época, pero que pasa hoy en día. A mi manera de ver, esta molestia proviene de la dependencia que las mujeres hemos generado por ese anhelo de estar en pareja o por ese miedo de sentirnos solas.
Un ejemplo de esto es que a mí alrededor hay varias mujeres hermosas, fuertes, exitosas, pero infelices. Al analizar la razón de su desdicha descubro con horror que la culpa es de su soltería, del hecho que no tienen una pareja, dejando toda posibilidad de crecimiento espiritual en el fatídico asunto de que son solteras ¿Que es esta necesidad que hemos adquirido de tener que vivir con un macho al lado para sentirnos completas?
Podemos echarle la culpa a Jane Austen pero más a nosotras mismas, por encerrar nuestras miles de oportunidades que nos da la vida para ser felices en una simple figuración social. Las protagonistas de Austen como Emma, Elizabeth y Elinor nos enseñan a ser mujeres autónomas, no dependientes de la compañía de un hombre, son audaces, fuertes y están determinadas a que si van a casarse sea por amor y no por conveniencia. No confundamos estas historias románticas con ejemplos de cómo debemos vivir pues antes de enamorarnos de alguien más debemos aprender a enamorarnos de nosotras mismas.
La verdadera felicidad se encuentra cuando aprendes a quererte a ti misma y a disfrutar de tu compañía y de tu soledad la cual no tiene por qué verse como algo negativo, todo lo contrario, debe verse como ese espacio íntimo donde uno puede lucirse y ser lo que uno quiera. Compren una botella de vino y acompáñense de un buen libro, con una ducha caliente o con el sonido de su voz cantando esa canción que tanto les gusta, siempre es un buen momento para disfrutar de uno con uno y empezar a enamorarnos de nosotras mismas.
Ya llegara el día que conozcamos a nuestro Mr. Darcy y estos momentos íntimos serán cada vez más escasos y nos veremos así, extrañándolos, Por eso, a todas las mujeres solteras, disfruten este momento mágico de sus vidas pues un día no volverá y lamentaran no haberlo aprovechado al máximo.
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