Viviendo el momento
- Susie Sucesos
- 24 ago 2018
- 2 Min. de lectura

Tal vez sea repetitiva con algunas de mis frases o consejos, pero me veo a diario teniendo que repetir lo mismo a la gente, incluso a mí misma, ya que desafortunadamente, la mente del ser humano posee una terrible tendencia de preservar lo negativo y olvidar lo positivo.
Estamos tan condicionados a todo lo que nos rodea que nos olvidamos de apreciar las cosas sencillas dentro de cada día, cosas que marcan la diferencia y pueden esbozar una sonrisa en nuestro rostro.
Hablo de los amigos, el amor, de buenos momentos, de una buena comida y una conversación profunda con la persona correcta, o de una caminata bajo el sol con el viento rozando nuestra piel.
De esto se conforma la existencia, de pequeñas cosas y pequeños momentos que dejamos pasar sin más, sin disfrutar ni valorar al cien por ciento por estar pendientes de banalidades, del dolor que puede ocasionar el pasado o de la ansiedad que produce el futuro.
Es importante aprender a vivir el momento, a estar en el presente, lo único que tenemos. Debemos dejar ir al pasado y avanzar sin obsesionarnos con el futuro, proyectándonos en el de la mejor manera pero enfocados en el día a día, en el instante.
Nuestras metas son importantes, claro que sí, pero es más importante que seas feliz en el proceso de llegar a ellas, pues el tiempo se pasa rápidamente y en un abrir y cerrar de ojos podemos estar donde queremos sin haber vivido lo que necesitábamos para evolucionar o realizarnos espiritualmente.
La vida puede ser dura, pero vale la pena por aquellos instantes de dicha que a veces experimentamos sin entenderlos.
¿Cómo hacerlo? bueno, la próxima vez que estés jugando con tu hijo, date un segundo para detenerte, sonreír y agradecer por ese momento alegre con tu ser amado.
Haz una pausa y déjate sumergir dentro de los minutos mágicos como lo es el sentir los brazos de la persona que amas, un beso de tu mamá, un atardecer, el sabor de esa hamburguesa o el calor del agua recorriendo tu piel cuando tomas un baño, placeres que nos da la vida y que algunas veces damos por sentado.
La felicidad es una condición de nuestra alma, la que debemos alimentar con amor y agradecimiento para continuar recibiendo de lo mismo. Preocúpate cuando debas preocuparte y enfréntate al problema siempre con una solución.
Levántate cada mañana con un pensamiento positivo y agradecido por un día más. Ve a la cama cansado pero satisfecho con lo vivido en esas horas donde trabajaste por tus sueños y compartiste con la gente que amas.
Dentro de cada día existen cientos de segundo que nos pueden proporcionar felicidad y placer, solo debemos estar alerta y tener la mente abierta para centrarnos en ellos, viviendo el momento.
¡Feliz día!
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