La Ambivalencia, ¿una enfermedad?

Una de mis lectoras me escribió preocupada respecto a su relación con su pareja con quien vive hace dos años. Su inquietud reside en los constantes cambios de comportamiento de su novio quien un día es dulce, amoroso y feliz mientras otros, amanece seco, alejado y quejoso. Esto es normal pues no todos los días uno está de buen genio o quiere las mismas cosas, el problema es cuando esto sucede varias veces en una semana o en un día.

La ambivalencia es cuando co-existen sentimientos con movimiento positivo y movimiento negativo. El ejemplo típico de ambivalencia es el amor-odio que se puede llegar a sentir por algo o alguien. ¿Cuantos no amamos nuestro trabajo pero odiamos a nuestro jefe?, o estamos a dieta pero deseamos con vigor comernos ese helado. De esta manera es que se construye esa relación ambivalente con algo determinado y es normal, pues es la ambivalencia temporaria de la cual todos padecemos pero, ¿que pasa si esta ambivalencia es especifica? y ¿qué sucede cuando la ambivalencia es parte de una relación?

Mi lectora me contaba cómo había días en que su novio se levantaba optimista y lleno de planes para los dos y cómo, al día siguiente despertaba pensando distinto, inseguro de la relación y de sus sentimientos dejando los planes construidos el día anterior en el tintero. Aquí es cuando se debe entrar a buscar una guía pues pueden pasar dos cosas: a su pareja se le está acabando el amor y está entrando en la etapa de negación donde nada lo satisface o sufre de ambivalencia.

Conozco personas ambivalentes a las cuales siempre he considerado como pusilánimes, por lo cual debo pedir disculpas y aceptar que estoy siendo muy crítica al catalogarlos de una manera tan brusca pues, lo que debemos entender es que la ambivalencia es una enfermedad psicológica que puede ser dañina sino no la tratamos a tiempo y dejamos que ésta controle nuestra vida.

Las personas que padecen de ambivalencia son personas incoherentes con sus acciones e infelices pues ni ellas mismas se entienden, a veces optimistas y seguros de pronto se encuentran llenos de dudas y complejos sobre aquello que ayer los hacía sentir tan bien, llevándolos al conflicto de no saber ni lo que quieren. Por esta razón tampoco saben amar y necesitan apoyo para poder ser felices debido a su constante cambio de ánimo y opinión que no les permiten construir nada sólido o duradero.

Así que mis lectoras, si ustedes se sienten ambivalentes o están atravesando por una relación con esta condición, no duden en buscar soporte pues todo se puede resolver con la guía correcta, solo debemos dejar el miedo, aprender a vivir no el problema sino la solución y buscar siempre la fórmula para ser felices, en cualquier aspecto de nuestras vidas.