El malgenio y sus repercusiones

Todos los seres humanos sufrimos de malgenio y ni hablar las mujeres, en especial en esos días del mes donde es imposible no sentirnos irritadas o sensibles. El problema acontece cuando ocurren estos episodios de malgenio y no sabemos cómo liberarnos de este malestar que nos lleva a actuar de manera errática y hasta agresiva.

Les pongo un ejemplo de mi vida personal. Desafortunadamente la irritada en la mayoría de los casos en mi relación, soy yo. Tal vez sean los cambios hormonales a los que estamos condenadas a sufrir pero, también repercute en esos días que sientes que nada sale bien, haz discutido con alguien, el tráfico estuvo pesado o simplemente, te sientes cansada.

Los días que llegaba a mi casa con humor tempestuoso, sentía la necesidad de liberarme, o mejor dicho, de descargarme con alguien y por alguna razón al no encontrar la manera de sentirme mejor, recurría a la peor solución de todas, volcar todo mi frustración hacia mi pareja, quien ignorante de las circunstancias dentro de mi día se limitaba a oírme quejarme o soportaba mi tono colérico en cada respuesta. Todo esto lo llevaban a su límite hasta no aguantar más y de pronto, él también se sentía de mal humor y comenzaba a reaccionar igual, llevando la situación a una pelea inevitable.

Después de discutir y de liberar nuestro malestar con una pelea sin sentido (pues se pelea por cualquier tontería) lográbamos por fin hablar en calma y darnos cuenta que habíamos arruinado la noche, consiguiendo cerrar un día malo de la peor manera. Claro está, que el dialogo nos dirigía a la culpable evidente de la situación, yo, donde debía aceptar mi error, pedir perdón y acostarme a dormir con una sensación terrible en el pecho por haber inducido a mi pareja a una discusión sin sentido, arruinando una oportunidad que era para descansar, acompañarnos, contarnos nuestro día y reposar juntos nuestras preocupaciones.

Lo que me llevo después de varias ocasiones a entrar a combatir este problema y defecto en mi personalidad. Debo aceptar que me costó mucho trabajo ya que cuando sentimos malgenio todas nuestras emociones se ven afectadas y generamos una resistencia a todo lo que sucede a nuestro alrededor. Tal cual como pasa cuando sentimos ira y se nos nubla la razón, llevándonos a actuar y decir cosas que pueden ser dolorosas y repercutir en nuestras relaciones personales y en nuestra salud, ya que nuestro cuerpo sufre todo lo que le ocurre a la mente.

Así que empecé a hacer ejercicio. Como les he dicho antes, no existe nada que el ejercicio no cure o calme, es un gran amigo que te obliga a liberar energía, sea esta buena o mala y que logres recuperarte y razonar con calma tus emociones. Lo más importante, te permite estar en un estado de calma que te ayudara a sentirte mejor pues al hacer ejercicio tu cerebro produce endorfinas, las que nos dan una sensación de bienestar optimizando nuestro estado de ánimo.

De esta manera logre controlar mi malgenio y no dejar que un mal día se convirtiera en una mala noche y en una ocurrencia que podía llegar a dañar mi relación. Si no alcanzaba a ir al gimnasio salía a trotar y si tampoco podía trotar, me daba un baño con agua caliente mientras escuchaba mi música favorita, dejando que la música me envolviera en calma, en goce y dejando ir con el agua todas esas malas emociones.

Lo más significativo de todo lo que nos agobia, de esos aspectos en nuestra personalidad que nos molestan y entran a actuar de manera negativa en nuestra vida, no es tener que experimentarlos, sino que seamos capaces de detectarlos, aceptarlos y entrar a corregirlos.

Recuerda que como mujeres empoderadas somos capaces de lograr todo lo que nos propongamos y el malgenio, puede que sea inevitable no sentirlo pero si controlarlo, liberándolo de otra manera para que éste no afecte nuestra vida laboral y mucho menos nuestra vida personal.