Casándose con su familia

Una querida lectora me escribió buscando un consejo acerca de su situación actual. Lleva cuatro años con su pareja con quien vive hace dos, y siente que es el indicado, el hombre que ve siendo parte de su vida para siempre. Solo hay un problema el cual lleva combatiendo desde que conoció a la familia de su novio, combate que no ha tenido ningún resultado efectivo o positivo.

Su suegra y cuñada son una pesadilla, las típicas arpías que hablan y piensan mal de todo el mundo y las cuales en varias oportunidades han tenido “descaches” con ella. Me refiero a indirectas negativas, comentarios hirientes y actitudes antipáticas que la hacen sentir mal y la han llevado a tomar distancia con la familia al punto de dejar de compartir con ellas faltando a cumpleaños y eventos, todo para no verlas e indisponerse aún más con la familia de su pareja.

Esto fue maniobrado con prudencia e indiferencia hasta que su novio se dio cuenta de su actitud hacia sus otras mujeres y lo que los ha llevado a continuas discusiones. Ella intenta explicarle su posición frente a su familia la cual siente no la aceptan pues aun cuando le sonríen, cada vez que tienen oportunidad la hacen sentir poco valorada y no merecedora de pertenecer a su núcleo familiar.

Mi paso a seguir, como siempre, fue indagar en cuanto la afecta esta situación y como esto ha venido a afectar su relación y por ende, su felicidad y tranquilidad diaria. Ella, enamorada, lucha constantemente por continuar como si esto no le perturbara pero ha sido imposible pues ha llegado al punto de no soportarlas y en las peleas con su pareja, aquello se ha convertido en lanzas de ataque que usa para reflejar su inconformidad.

Al notar su angustia, porque así se siente ahora, le aconseje pensar muy bien las cosas. Algo que debemos entender es que la familia es sagrada y hay que respetarla, eso es parte de poder vivir una relación sana y duradera. Cuando unimos nuestra vida a alguien nos estamos casando también con su familia, con su madre, hermanos, tíos, primos, etc. Por lo que es relevante tener una buena relación con todos para poder compartir los momentos felices con ellos y sentirse en familia.

Por nada del mundo puede uno entrar a hablar mal de la familia de nuestro novio u esposo y menos a ellos ya que así solo estaremos llevando ese malestar a nuestra relación afectándola de maneras inimaginables. Tampoco podemos pretender alejar a nuestra pareja de su propia familia ya que aunque acceda a hacerlo, esto se convertirá en un problema que los tanteara para siempre y lo más seguro es que consiga acabar con el amor que se tienen.

Por otro lado, no tenemos por qué soportar malos tratos o desplantes de nadie y mucho menos de parte de aquellos que consideramos nuestra familia. Entonces, ¿Qué debemos hacer? Mi consejo es dialogar, hablar con las involucradas respecto a cómo se siente pues solo siendo sincera es que podrá abrirse a otras personas y entrar a conciliar la situación.

Así que le propuse un plan, acercarse a ellas de manera diferente, con cariño, agrado y sin orgullos o rencor.

Antes de tomar una posición ella debe conocer la posición de ellas para comportarse como lo hacen, siendo honesta con sus sentimientos para que ellas también lo sean y pueden comenzar a tener una buena relación basada en la confianza y el afecto.

Con paciencia, comprensión y sobretodo, amor, podremos vencer cualquier problema y luchar por lo que queremos. Mi lectora está enamorada, razón suficiente para luchar por su relación, por su futuro y llevar una buena relación con esas personas que tal vez un día, serán su familia y compartirán tiempo con sus hijos.

Es primordial que los reproches a su pareja cesen y que aquello no se convierta en un problema entre ellos pues no lo es, es algo externo a la relación y algo que ella debe resolver sola, sin involucrar a su pareja pues está mal poner a la persona que amamos en una situación tan incómoda como lo es estar en medio de su familia y la persona que ama.

Seamos mujeres conciliadoras e inteligentes para que no dejemos que el rencor o el orgullo nos gane. Sepamos enfrentar y solucionar aquello que nos molesta para poder continuar nuestro camino teniendo buenas relaciones con todos a nuestro alrededor. Eso sí, todo tiene un límite y hay que luchar, pero también hay que saber cuándo retirarnos por nuestro bien, por nuestra tranquilidad, pues como una buena familia une, una mala separa.