Ni cansadas, ni con dolor de cabeza
- Susie Sucesos
- 21 jul 2017
- 3 Min. de lectura

Antes de profundizar en este tema debemos conocer una realidad, somos más sensibles que los hombres y es de este hecho, que derivan las grandes diferencias entre nuestros géneros.
Una investigación lo comprobó al detectar que había una reacción más dinámica en el cerebro de las mujeres que en el de los hombres frente a imágenes negativas las cuales, generaban en nosotras una mayor actividad emocional que puede explicar el que tengamos dos veces más probabilidades de sufrir depresión, de ansiedad o de pérdida temporal del deseo sexual.
Al ser más sensibles que los hombres estamos más condicionadas a que nuestro estado de ánimo, pensamientos y sentimientos dependan de todo lo que sucede en nuestro entorno. De ahí que digan que estamos locas y esto no es malo, claro que no, pues esta sensibilidad es la que nos convierte en la fuerza compasiva dentro de la sociedad, aquella que se preocupa por los demás y suele ser rescatadora en momentos de adversidad.
El problema aparece cuando permitimos que esa sensibilidad se nos salga de las manos, en especial cuando se refiere a nuestra estabilidad emocional y vida sexual. Varios hombres se quejan de la falta de deseo sexual en sus parejas sin antes averiguar de dónde radica el problema. Es verdad, ellos no tienen por qué saberlo, está en nosotras que sepamos conocer que lo produce para poder compartirlo con nuestra pareja y contar con su apoyo para erradicar el problema.
Frente a un duelo, una pena, una preocupación, incluso el perrito abandonado que vimos saliendo del trabajo (pues me ha pasado) puede llevarnos a pensar demasiado y enfocarnos en eso que nos afecta, en vez de eliminarlo de nuestro sistema y concentrarnos en el presente. Por esta razón, debemos darnos un tiempo para curarnos y recuperarnos para que podamos volver a ser las mujeres sensuales y eróticas que somos, con el apoyo, comprensión y sobretodo, paciencia de nuestra media naranja.
Cuando vamos a hacer el amor, lo mejor que podemos hacer es desenvolvernos y dejarnos llevar por lo que está sintiendo nuestro cuerpo, bloqueando nuestra mente para poder entregarnos a ese momento por completo. Las mujeres no tienen una sexualidad más baja que los hombres, lo que tienen son esquemas más variados que la hacen comportarse diferente que ellos frente al sexo.
Si, esta comprobado que somos más sensibles, pero también está comprobado que somos más complejas en la excitación. Para el hombre todo es más sencillo ya que ellos se estimulan con la vista, así que con vernos desnudas es suficiente para que logren su excitación pero, ¿y nosotras? La mujer debe ser seducida con paciencia y propósito para que podamos llegar al clímax y logremos esa exaltación.
Y no todo es culpa de nuestra biología, ellos también deben esforzarse en que esto no suceda pues puede pasar que nos descuidan, ignorándonos o dejando de hacernos cumplidos, pero si esperan que en la noche estemos listas para el sexo desenfrenado. No señores, las cosas no funcionan así, sepan que a una mujer se le empieza a hacer el amor desde que se levanta, con mimos, besos, palabras dulces y mucho cuidado para que en la noche queramos excitarlos.
Por todo lo anterior, si estás pasando por una etapa de bajo deseo sexual, analiza que es lo que esta sucediendo en realidad, si estas dejando que tus emociones te perturben o tal vez, tu pareja ya no te hace sentir como antes. Esto suele pasar, pues como mujeres sensibles, en el momento en que dejamos de amar o admirar a nuestra pareja también lo dejamos de desear.
Eso sí, no dejemos que el desamor o las injusticias de los días nos envuelvan al punto de perder nuestra actividad sexual. El sexo es el regalo que nos dio la vida para gozarlo y disfrutarlo al máximo, Por eso, seamos sinceras con nosotras y con nuestra pareja de lo que en realidad sucede o queremos para sentirnos estimuladas, evitando convertirnos en esas mujeres que están o muy cansadas o con dolor de cabeza.
Entonces, hay que hacer una pausa antes de criticar o suponer cualquier cosa que esté pasando dentro del cerebro de una mujer, el cual es complicado pero hermoso debido a esa sensibilidad que la hace madre, amiga, hermana y sin la cual, el mundo estaría patas arriba.
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