Creciendo y evolucionando

Quiero compartirles la experiencia que tuve recientemente. Hace unos días me tope con ciertas circunstancias que me condujeron al pasado, a una vida muy diferente de la que llevo ahora y lo peor, me acerco a una Yo, que ya no existe y aun cuando intenta revivir debido a los recuerdos gratos que tiene de algunas memorias, está extinta.

Me refiero a esa persona que somos a los veinte años, cuando sentimos que tenemos todo el tiempo del mundo y un mar de posibilidades frente a nosotros, lo que hace inevitable no desear volver a tener ese tipo de libertad. Por eso, esos recuerdos nos producen nostalgia pues extrañamos la tranquilidad de esos tiempos, alcanzando a desear volver a tener esa edad para volver a vivir las mismas cosas, incluso para volver a rodearnos de las personas que fueron parte de esa época.

Analizando la situación, desperté sintiéndome como siempre, sintiéndome Yo, la que está completamente enajenada del pasado, de esa persona que fui y de todo lo que figuraba. Aquello no me asusto, al contrario, me hizo sonreír pues pude darme cuenta lo mucho que he crecido y lo equivocada que estuve al querer revivir el pasado cuando todo lo que deseo y adoro es parte de mi presente.

Entendí que ya no soy esa niña, ya no me emocionan algunas cosas que solían exaltarme pues ahora sé lo que quiero y por eso lo busco, aun cuando me equivoque en el camino pues con esta experiencia pude verme en el pasado y agradecer lo mucho que he cambiado como ser humano y como he logrado alcanzar una vida repleta de amor y por encima de todo, repleta de conciencia.

La Yo de ahora, aun con sus problemas (que nunca faltan) es feliz, se siente plena y sobretodo, se siente amada pues la madurez le enseñaron a saber elegir a sus amigos, sabiendo a cuales alejar y a cuales conservar. Lo mismo le ocurrió con el amor, el cual ha estado en su vida desde hace doce años y por esta razón es que la lucha por cuidarlo y apreciarlo ha sido ardua, pero totalmente gratificante.

Esas experiencias llegan a uno para abrazarte y felicitarte por el camino recorrido, las pruebas superadas y para enseñarte lo mucho que has crecido. Es hermoso poder recordar el pasado con una sonrisa pero, como siempre les digo, por algo es parte del pasado y anhelarlo es solo retroceder, en especial cuando ya cambiaste, piensas distinto, sientes distinto y logras percibir a la gente de otra manera.

Así, la vida encuentra siempre la forma de continuar enseñándote el camino hacia tu felicidad y a ese crecimiento espiritual que todos buscamos pero pocos logramos alcanzar por no estar atento a las señales que te da el universo, ese que te está hablando todo el tiempo por medio de situaciones y personas que se cruzan por tu camino, volviéndote consciente de lo que quieres y de lo que es bueno o no para tu crecimiento.

Lo valioso de vivir es la de poder ser felices, encontrando nuestra paz interior, progresando de las circunstancias las cuales sean buenas o malas, sabremos cómo lidiarlas para continuar creciendo y absorbiendo todas las enseñanzas que la vida nos deja, solo para que seamos mejores personas.

Por eso enfoquémonos en nuestro presente, sonriendo al pasado el cual solo se debe recordar y si se te aparece, es para sorprenderte y a veces, para que te des cuenta lo mucho que has conseguido, lo mucho que has evolucionado y lo afortunada que eres de tener los amigos y familia que hoy tienes.

¡Feliz Lunes!