Amor secreto
- Susie Sucesos
- 27 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Esta es la historia de Sonia, pero también es la historia de miles de mujeres que como ella, decidieron permanecer en silencio respecto a los reales deseos de su corazón, demostrando una vez más, que la mujer tiene muchos secretos y es en ellos, que radica su inexplicable misterio.
Sonia conoció a Felipe cuando era muy joven y sin darse cuenta, se volvieron grandes amigos. El tiempo logro unirlos tan naturalmente, que pronto se vieron viviendo viajes, rumbas, palabras de ánimos y de charlas sinceras.
Pero fue también con el paso del tiempo que Sonia noto que algo increíble sucedía en su relación con Felipe. No era normal que quisiera verlo siempre o que de repente, se encontrara así misma buscando la manera de poder pasar más tiempo con él.
Intentaba comprender sus sentimientos diciéndose así misma que los amigos como ellos, tan unidos, se buscan más de lo normal, pero con Felipe algo era diferente.
Una noche, Sonia supo lo que pasaba. Felipe se había quedado dormido encima de sus piernas mientras veían una película y fue en ese momento, tendiéndolo tan cerca de ella que Sonia supo lo que pasaba.
Pasando la mano por la frente de Felipe, sintió como un remolino se desenvolvía en su estómago. Aquella sensación no la había sentido nunca y aunque le era extraña, le gustaba, pues la hacía sentir feliz y completa. De pronto protesto, esas mariposas no eran más que amor. Si, sin darse cuenta se había enamorado de su mejor amigo.
Por miedo e inseguridad, Sonia prefirió ocultar sus verdaderos sentimientos por Felipe y continuar como siempre, siendo su amiga y consejera certera. Algunas veces, animada por el alcohol, Sonia intento confesarle a su amigo lo que sentía pero algo siempre la entorpecía, en la mayoría de los casos, su orgullo.
Y un día todo cambio. Felipe conocía a otra persona. Su nombre era Alicia, quien dulce, atenta y considerada había logrado instalar en el rostro de Felipe una expresión que Sonia nunca antes le había visto. Su mejor amigo se había enamorado y con esto, morían todas las pocas esperanzas que Sonia albergaba de algún día poder ser más que solo su amiga.
Hoy, Sonia tiene cuarenta y cinco años. Por obvias razones ya no es la amiga inseparable de Felipe pero aún se hablan y se apoyan. Su amistad evoluciono a una más seria, más leal y para ella, menos pasional. Él nunca supo ni sospecho lo que su amiga sentía por él, y ella piensa que así es mejor.
Aun así, ya casada y con hijos, Sonia confiesa que nunca volvió a sentir esa clase de amor que sentía por Felipe, sentimiento, que aunque ahogado, aún se vislumbra cada vez que le preguntan por el amor o ve a una pareja feliz.
“La vida te enseña el camino, está en ti luchar por seguirlo”, me dijo limpiándose una lagrima y revelando ese dolor que le produce el haber amado tanto y no haber podido disfrutarlo.
Al despedirme, me fue inevitable no juzgarla pero, ¿quién no ha callado por miedo o por orgullo o ha dejado a un lado a sus sentimientos por seguir a la razón?.
Tal vez, la moraleja detrás de sus palabras es que no importa cómo, siempre debemos luchar por satisfacer nuestras pasiones, en especial las del amor, para que éste nunca se convierte en solo un triste y dulce secreto.
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