Enseñanza desprevenida
- Susie Sucesos
- 29 sept 2017
- 2 Min. de lectura

Para terminar este mes de historias, quiero contarles una historia que como las otras, no solo es real, sino que se acerca mucho a lo que soy pues me sucedió a mí. Quiero compartirles como logre llegar a este punto en mi vida donde por fin, conseguí sentirme plena y feliz.
Después de muchas dudas y miedos, de soportar y combatir varias adversidades, logre entender el porqué de las cosas, comprendiendo que nada en esta vida es casualidad pues todo pasa por una razón. De esta manera, comencé a aceptar a todo lo malo que sucedía en mi vida, entendiendo que todo ocurría para que yo creciera espiritual y emocionalmente, aprendiendo de mis errores, creciendo de los problemas, los cuales, ahora veo como oportunidades.
A golpes, aprendí que en cada obstáculo en nuestra vida hay una oportunidad de cambio o de crecimiento, de empezar de nuevo o de conocerte a ti misma. Así me sucedió a mí, el día que lo perdí todo, pues perdí mi estabilidad económica y lo peor, a mi mamá, el ser más importante y fundamental en mi existencia.
Cuando te encuentras en situaciones tan difíciles, te deprimes y no logras pensar con claridad, pero los duelos se deben vivir pues solo así, los podremos desclavar. Así, que decidí entregarme a mi dolor, cerciorándome de cerrar ese ciclo para poder comenzar de nuevo, pero más fuerte que nunca.
Y es en esos momentos que aprendes a sacar a la guerrera que tienes adentro y en especial, aprendes a saber quiénes son tus amigos y quien es familia. Y aprendí no solo a conocerlos sino a apreciarlos y a alejarme de aquellos que no me aportaban nada, cambiando a las energías a mí alrededor pues comencé a rodearme solo de amor, de esas personas que nunca me han abandonado y con las que sé, podre contar toda mi vida.
Hoy, agradezco a la vida por todo lo malo y sobre todo por lo bueno pues con todo, aprendí a ser feliz, a despertar el bienestar en mi interior el cual depende de mí y de esos ángeles que son parte de mi vida y la razón por la cual continuo positiva, sin importar que tan grande sea el problema.
Le agradezco a mi confidente que aunque está lejos, siempre está presente y al tanto de todo. A ese amor que nunca me abandona, pues está conmigo en cada alegría y tristeza, a esos amigos que se volvieron hermanos, mi familia y parte de mi corazón. A esa amiga excepcional que siempre me brinda felicidad, un consejo y una recarga de energía, a mi hermana, la cual es mi alma gemela, mi lazo con mis papas y ese recordatoria de lo afortunada que fui de haberlos tenido, de haber nacido de ellos y crecido con ellos.
Este artículo, es para ustedes.
¡Feliz Viernes!
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