Evaluando a las acciones
- Susie Sucesos
- 15 nov 2017
- 3 Min. de lectura

“Vale más un acto que mil palabras”. Este dicho, tan conocido y tan apropiado, expresa lo que quiero trasmitirles el día de hoy. Es increíble, pero en la mayoría de los casos, nos dejamos envolver por las palabras, mucho más que por las actos, los que a mi parecer, revelan las verdaderas intenciones y personalidad de la gente que nos rodea.
Es un hecho que existen personas en el mundo que nacen con el don de la palabra, sean buenos o malos, pero nacen con la gracia de poder cautivar a los demás por medio de sus frases. De ejemplo puedo usar a Hitler o a Gandhi, dos seres que aun cuando tenían un mensaje muy distinto, tenían el mismo poderío de reunir a millones de personas bajo el candente sol o la helada nieve, para oír lo que tenían que decir.
En nuestro entorno y día a día, nos topamos con este tipo de hechiceros que logran endulzarnos con lo que nos dicen. Uno de los casos más comunes de esto, se da en el ámbito del amor, cuando conocemos a alguien que logra enamorarnos y ganar nuestra confianza por medio de largas conversaciones.
Estos conversadores son encantadores y sin duda un punto a favor a la hora de que una relación perdure, pues nunca habrá silencio entro los dos y siempre nos mantendrá distraídas con sus palabras y promesas. Pero ¿qué pasa cuando el don es parte de un charlatán? Bueno, aquí es donde empiezan nuestros problemas.
Desafortunadamente, algunos hombres de dudosa procedencia, son buenos conversadores o saben que decir para enamorar. Lo peor, saben que las palabras son fundamentales en el proceso de la conquista pues es de conocimiento que las mujeres somos estereofónicas, por lo que se nos llega al corazón por los oídos.
El hombre es más visual, y es por esto que se le conquista por los ojos y claro como lo he dicho siempre, por el estómago, pero aquello es un tema que tocare en otro artículo. Aquí lo que debemos saber, es que somos bastante sensibles a las palabras que nos dicen y en especial, a la voz que nos las dicen.
Por todo lo anterior, es peligroso que caigamos perdidamente enamoradas de una persona que solo sea bueno para hablar y saber que decir, pero que en sus actos demuestre ser otra cosa o que demuestre querernos menos de lo que profesa.
Es aquí donde debemos entrar a comparar sus palabras con sus acciones, que pesan más que cualquier cosa, ya que es por medio de nuestras acciones que revelamos nuestra verdadera esencia y personalidad, dejando al descubierto los aspectos negativos y positivos de esta.
Tengo varias pacientes que aún no logran salir de una relación toxica o dañina pues se dejan envolver por las palabras de su pareja, las que les prometen siempre lo mismo, pero que no cumplen nada de lo que declaran. Y así, caen en el error de conformarse a vivir en una relación a medias, donde la única felicidad proviene de lo que oyen y no de lo que en realidad ocurre en su relación.
Si, los actos dicen más que mil palabras y por esto debemos poner atención a las gestiones de nuestra pareja y de todas las personas que nos rodean, pues es dentro de sus actos que sabremos si nos conviene o no conservarlos en nuestra vida.
No seamos las típicas damiselas que se dejan asediar por palabras bonitas y convirtámonos en mujeres racionales y coherentes con lo que oímos y vemos, pues solo de esta forma sabremos escoger lo mejor para nosotras y ser selectivas con quien permitimos entrar a nuestra vida y en especial, a quien le abrimos nuestro corazón.
¡Feliz día!
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