El amor sano vs la tecnología

En estos tiempos modernos donde las redes son los detectives que queremos contratar y el whatsapp, la excusa perfecta para poder controlar a nuestra pareja, es muy difícil poder construir un amor sano, en especial para las personas que son posesivas o emocionalmente dependientes.

Los celos suelen relacionarse con el amor pero todo tiene su límite, ya que existen clases de celos. Están los celos que nos llevan a sentir miedo de perder al otro o los celos que nos llevan a tener esa necesidad de saber a todo momento en que esta y con quien esta nuestra pareja, volviéndonos obsesivos e invasivos con el espacio y privacidad del otro.

En mis terapias, pero en especial en mi vida diaria, he sido testigo de varias relaciones en las que uno de ellos es posesivo y por eso llama todo el tiempo a su pareja, al grado de hacerlo por video llamada o peor, de solicitar a su pareja que le envié una foto, solo para comprobar si lo que dice el otro es cierto.

Cuando estas cosas suceden, el espacio de uno de ellos está siendo invadido e incluso irrespetado. Sin darnos cuenta, nos convertimos gracias a las facilidades que nos brinda la tecnología, en víctimas o verdugos de nuestra pareja. Este control de la otra persona por medio del whatsapp o las redes, no es más que un maltrato emocional disfrazado que solo demuestra nuestra inseguridad o la falta de confianza que tenemos en nuestra relación.

El amor sano respeta los espacios de nuestra pareja y sobretodo confía. Es importante que aprendamos a amar con libertad pues tener una relación con alguien no convierte al otro en parte de nosotros y mucho menos en una propiedad donde por eso tenemos el derecho de exigirle evidencia de lo que nos dice y mucho menos, de controlar su vida.

La tecnología existe para facilitarnos las cosas pero no por eso debemos permitir que nos aleje de lo que es una relación sana. Debemos saber poner límites en su uso para no permitir que nos distraiga de la esencia de las cosas y mucho menos, que la usemos como medio para fiscalizar a nuestra pareja.

Otro caso de malestar tecnológico aparece cuando nos dejamos sumergir en el mundo de las redes, olvidándonos del mundo real, ese que se mueve a nuestro alrededor y el que ignoramos por estar embelesados con otras vidas y mundos paradójicos.

Lo más crítico de esto, es que debido al mundo detrás de nuestros celulares, comenzamos a ignorar a las personas que están con nosotros, dejando pasar instantes de goce con ellos, en especial con nuestra pareja.

Hoy en día este mal afecta al 70% de las parejas jóvenes, las que sin darse cuenta se ven distanciadas debido al celular, el cual no sueltan ni para ir al baño y el que rompe la intimidad entre dos personas haciendo que las miradas escaseen, al igual que las palabras, seguido por cualquier contacto físico.

No dejemos que las maravillas tecnológicas nos desprendan de la realidad y mucho menos que ponga un muro de indiferencia entre nosotros y las personas que amamos. Cada relación merece atención y depende de nosotros dársela para cuidarla y que ésta sea para siempre, así sea respetando espacios o valorando presencias.

¡Feliz comienzo de semana!