¿Diferencias irreconciliables?

En cuestiones del amor, ¿qué tan necesario es parecernos a nuestra pareja? Me refiero a los gustos y manera de vivir los días.

¿Qué pasa si ella es activa y él sedentario? O ¿si él es rumbero y ella prefiere quedarse en casa? Bueno, como siempre he dicho, es importante hacer acuerdos con tu pareja desde el momento en que se inicia la relación.

Hoy quiero hablarles de esto con base a experiencias personales y ajenas con las que he sido testigo que estas diferencias pueden venir a ser detonantes en momentos de adversidad en una relación.

Al principio estas diferencias no se notan, o por lo menos no se tiene en cuenta pues estamos iniciando nuestra relación y estamos en el momento de la pasión y el descubrimiento. Pero, ¿qué pasa cuando estas diferencias empiezan a ser evidentes?

Puede que esto les parezca algo mínimo, pero les quiero compartir una experiencia personal que me hizo ver que no es tan minúsculo como parece. Una diferencia que tenía con mi ex pareja era el gusto musical. Al inicio esto parecía no importar pero al final, nos encontramos varias veces discutiendo por quien tenía el control de la radio, haciendo indudable lo distintos que éramos.

Puede parecer una tontería, pero ahora, que salgo con alguien que tiene mi mismo gusto en la música, me encuentro valorando esos momentos en los que puedes compartir tus gustos con esa persona y del poder cantar juntos a todo pulmón, convirtiendo algo trivial en algo que te une más al otro pues es un goce compartido.

Ahora, si nos vamos a la manera de pasar los días, a las cosas que nos gusta hacer o hasta cuanto nos gusta dormir, puede llegar a ser, tarde o temprano, obstáculos en nuestra convivencia en pareja, más si no hay espacios o respeto por las preferencias del otro.

Es importante, no indispensable, pero si relevante que nuestra pareja congenie con nuestra forma de ser, con nuestros gustos y preferencias ya que aquello son solo factores que unen más y son motivos para querer pasar más tiempo juntos.

El respeto es fundamental en este proceso de aceptación de gustos desiguales ya que no podemos jamás pretender cambiar a nuestra pareja y mucho menos, vernos sometidos nosotros, a ser alguien que no somos.

Uno se enamora de la persona tal cual es, con sus gustos y forma de ser, por eso el amor es aceptación pero nunca sumisión ni control, que es el error que la gente comete al pretender que su pareja deje algunos de sus hábitos, hobbies o gustos. Esto es irrespeto y solo condena a la relación al fracaso.

Si a ti no te gusta el trago, no salgas con alguien que le gusta tomar, es así de sencillo. Si consideras que no podrás aceptar ciertas cosas de la otra persona, no te comprometas con ella, olvida la utopía de querer moldear al otro a tu gusto pues aquello solo los llevara a terminar y dejar un mal recuerdo de la relación.

Aprendamos a amar de manera racional, sabiendo que aceptamos y que no, sin importar que tan minúsculo parezca, cualquier diferencia puede convertirse en un motivo para salir corriendo en momentos de dificultad con nuestra pareja.

¡Feliz día!