La Decepción

La decepción y la desilusión son sentimientos que todos hemos experimentado alguna vez, haciéndonos testigos del sinsabor y malestar que dejan y de esa incomodidad que hace que perdamos un poco la esperanza de creer en la magia o belleza de una persona o situación.

Lo más difícil de enfrentar estos sentimientos, es que aparecen acompañados por el dolor o el enojo pero sobretodo, con la tristeza, esa que nos debilita y entorpece.

Como víctima de la decepción, puedo decirles que aquello no es más sino un sentimiento que aparece para fortalecerte y poner a prueba tu determinación frente a cierta persona o situación desilusionante.

Como dijo sabiamente Brad Warner, La decepción es solo la acción de tu cerebro al reajustarse a la realidad después de descubrir que las cosas no son como creías que eran.

Tendemos a idealizar las situaciones y en especial a las personas, sin tener en cuenta que corremos el riesgo de no ser correspondidos o que el otro no de lo que uno da.

Y te das cuenta de lo sorpresivo que es que una persona pueda cambiar tu estado de ánimo, dañando aquel ideal que habías construido en tu mente donde todo era positivo y limpio de engaños y mentiras.

Es cierto que todos somos diferentes y por eso es mejor no esperar nada de nadie, pero existen ciertas situaciones que nos enfrentan, derrumbando la imagen que tenías de algo o de alguien, destruyendo tu mundo, el cual te hacia feliz y ahora solo te duele.

Aun así, de todas las emociones contrariadas, puedo decir que la decepción no es la peor, es difícil, pero también alentadora ya que después de la rabia y el dolor, solo queda la desilusión, lo que hace que no solo cambie tu imagen de alguien sino también tus sentimientos hacia esa persona.

Esto ocurre, pues el corazón cambia y éste no vuelve a ser igual, por lo menos no con la persona que nos falló, pues eso es lo que ocurre cuando te das cuenta que no eres tan importante para alguien como creías.

Debes saber que nada en esta vida es casualidad y que todo ocurre por algo. Por eso no te dejes destruir por las decepciones y mucho menos te contamines al punto de dejar de creer en la gente, en la amistad o en el amor, pues que una persona te falle no quiere decir que todos sean así, simplemente no era la persona correcta, ya que la correcta nunca te hará pasar por esas emociones.

Lo grandioso de las penas es que nos ayudan a crecer y cada vez nos hacen más hábiles a la hora de manejar situaciones y sentimientos duros de la vida, haciéndonos también más inteligentes y racionales frente a cada obstáculo.

Por eso abraza todo lo que te suceda, aunque esto parezca malo, en el fondo nunca lo es, solo es un reto que debes enfrentar y aprender a superar para poder continuar creciendo y evolucionando.

Nunca dañes lo que eres y mucho menos por alguien más, entrégate siempre que puedas pues de eso se trata la vida, de vivirla al máximo, conservando la esperanza de que todo saldrá bien y de pronto te das cuenta que así es, que todo es como debe ser y eres feliz.

¡Feliz día!